Biología evolutiva. Autores: Ted Peters y Martínez Hewlett.

Los profesores Hewlett y Peters muestran en este artículo, traducido del inglés y reproducido gracias a la generosa autorización del CTNS, una alternativa cristiana al ateísmo, al creacionismo y al diseño inteligente.
Título del trabajo: "Evolución teísta: una alternativa cristiana al ateísmo, al creacionismo y al diseño inteligente".

Martinez Hewlett

Martinez Hewlett es profesor emérito en los Departamentos de Biología Molecular y Celular y de Medicina en la Universidad de Arizona en Tucson, Arizona. Ha publicado 30 artículos científicos y una novela, Sangre divina (Divine Blood), publicada por Ballantine en 1994. Es miembro fundador y coordinador del Forum San Alberto Magno de Teología y Ciencias (St. Albert the Great Forum on Theology and the Sciences), en la Universidad de Arizona. Es profesor adjunto en la Escuela Dominicana de Filosofía y Teología (Dominican School of Philosophy and Theology) de la GTU.

 

Ted Peters

Ted Peters es profesor de Teología Sistemática en el Seminario Teológico Luterano del Pacífico (Pacific Lutheran Theological Seminary) y en la Unión para la Graduación en Teología (Graduate Theological Union-GTU). Es el autor de DIOS- El futuro del mundo (GOD- The World’s Future), publicado por Fortress en el año 2000 y Ciencia, Teología y Ética (Science, Theology and Ethics), publicado por Ashgate en 2003. Es editor jefe de Dialog, una Revista de Teología (Dialog, A Journal of Theology). También es coeditor de Teología y Ciencia (Theology and Science) publicada por el Centro de Teología y Ciencias Naturales (Center for Theology and the Natural Sciences) en Berkeley.

N.T.[Hemos optado por traducir los nombres de instituciones y publicaciones, y poner al lado el nombre original en inglés] 

 

Biología evolutiva

Evolución teísta: Una alternativa cristiana al ateísmo, el creacionismo y el diseño inteligente

  1. ¿Cuál es el problema que plantea el ateísmo?
  2. ¿Cuál es el problema que plantea el creacionismo?
  3. ¿Cuál es el problema que plantea el diseño inteligente?
  4.  
  5. Evolución teísta: La alternativa ignorada
  6.  
  7. Los dos libros
  8. La receta de Ted y Marty para la evolución teísta:
  9.  
  10. -Primer paso: Eliminar la idea de finalidad dentro de la naturaleza. Añadir la idea de finalidad para la naturaleza.
  11.  

-Segundo paso: Revolver y hornear hasta que el mundo se acaba

-Tercer paso: Lo que emerge bien hecho es la nueva creación

¿Y si tomamos primero el postre? ¿El Apocalipsis antes que el Génesis?

¿Podemos servir la evolución teísta ante el tribunal?

 

Evolución teísta: Una alternativa cristiana al ateísmo, al creacionismo, y al diseño inteligente

 

Por Ted Peters y Martinez Hewlett

Existen muchas alternativas en la controversia de la evolución. Como en una cena de buffet gigante, tenemos delante nuestro un festín de explicaciones alternativas para el origen de las especies. Según su gusto, uno puede cenar ateísmo, creacionismo, diseño inteligente o evolución teísta.

Lo que hace la selección menos agradable, sin embargo, es el duro fruncimiento de cejo en las caras del maître y de los camareros, que se consideran expertos en comida.¡Ellos nos dicen que los cristianos no se atreverían a comer nada condimentado con darwinismo! Nos dicen que sólo el creacionismo [fixista] o el diseño inteligente encajan con la dieta cristiana, que todo lo demás está envenenado con selección natural. A pesar de la amplitud de la mesa del buffet, nuestras opciones se ven limitadas. Esto quita un poco de diversión al hecho de ir picando y saborear simplemente por el gusto de experimentar.

Lo que es peor, el maître, en secreto, ha quitado del buffet algunas de las opciones más deliciosas. En concreto, la evolución teísta ha sido eliminada y escondida. Los cristianos que vienen a cenar apenas están enterados de que la evolución teísta está disponible, y que podría incluso ser de su gusto.

Nosotros, Marty y Ted, autores de esta Nota Teológica, hemos probado deliberadamente todo el menú. Hemos hablado con los cocineros que prepararon cada plato. Hemos examinado cuidadosamente las recetas.

Lo que sabe mejor, a nuestro juicio, es la evolución teísta. Recomendamos que los cristianos que leáis esta nota teológica hagáis lo siguiente: llenad a rebosar vuestro plato con evolución teísta y experimentad para ver si se pudiera adecuar a vuestro gusto. Si es así, devolvedle el fruncimiento de ceño al maître.

¿Por qué nos queda un mal sabor de boca con el ateísmo, el creacionismo y el diseño inteligente?

 

  1. 1.¿Cuál es el problema que plantea el ateísmo?

El ateísmo es más que un simple problema para la fe. No se puede calificar como ciencia. Una buena ciencia persigue explicaciones naturalistas de fenómenos naturales. La tradición de la biología que empezó con Charles Darwin en 1859 y llega hasta nuestros días buena ciencia. El darwinismo proporciona las explicaciones naturales para la evolución de una especie a partir de una especie anterior. Como buena ciencia que es, evita decir lo más mínimo sobre la acción de Dios en el mundo. Ya que la ciencia nos dice como las criaturas se interrelacionan, no esperemos que la ciencia diga nada directamente sobre el creador. Si un científico concluye que no hay Dios – como lo hace el ateo – no lo hace bajo la garantía de la ciencia. El ateísmo no es científico, porque la ciencia trata del mundo de las criaturas, no del ámbito del creador.

Charles Darwin, que nos proporcionó el concepto de evolución como “descendencia con modificación”, no era un ateo. Pertenecía a la Iglesia Anglicana; y abrigaba ideas agnósticas. Sin embargo, Darwin ha atraído a seguidores que son ateos. Thomas Huxley a finales del siglo XIX utilizó la teoría de la evolución para sostener el naturalismo sin creencia en Dios. En nuestra propia era, Richard Dawkins de Oxford escribe en su libro The Blind Watchmaker (Norton 1987; El relojero ciego, RBA Coleccionables 1993), que “Darwin hizo posible ser un ateo intelectualmente satisfecho” (p.6). Nosotros creemos que esto es un colosal error de lógica. El modelo de evolución de Darwin es buena ciencia; pero la buena ciencia no requiere ateísmo. No hay un paso en el método científico que diga “en este punto, abandona la creencia en Dios.”

2. ¿Cuál es el problema que plantea el creacionismo?

[NT: Hemos añadido los adjetivos "fundamentalista y fixista" en la primera aparición del término "creacionismo" para indicar que no se está discutiendo el concepto general de Creación que sostiene el cristianismo, sino el aspecto concreto de las distintas especies]

 

El creacionismo [fundamentalista y fixista] no puede calificarse ni como buena ciencia ni como buena teología. Los creacionistas niegan la evolución a lo largo del tiempo, es decir, niegan el desarrollo de una especie a partir de una especie anterior, proceso conocido como “macroevolución”. Los creacionistas insisten en que todas las especies fueron creadas en el principio del mundo, y que las separaciones entre las especies no han sido violadas desde entonces. Para sostener esta reivindicación, los creacionistas aportan argumentos científicos tales como la alegada inexistencia de formas de transición, en concreto, reptiles alados que marcaran la transición de criaturas marinas y terrestres a pájaros. Sin embargo, se han encontrado fósiles de dichas formas de transición en abundancia. La evidencia que avala a la teoría evolucionista es abrumadora. La posición creacionista falla cuando se contrasta con la evidencia científica.

Algunas veces, los creacionistas recurren a un argumento teológico para respaldar su posición. Principalmente, argumentan que la representación que la Biblia hace de la creación en el Génesis 1,1-2,4a describe a Dios fijando la realidad en el punto de origen. Cuando Dios crea las diferentes “clases” de criaturas y les pide que se multipliquen según sus propias clases, niega la posibilidad de modificación por descendencia. Los exegetas creacionistas encuentran diez “clases” en el Génesis: (1) vegetación; (2) hierbas; (3) árboles frutales; (4) monstruos marinos; (5) otros animales marinos; (6) aves; (7) bestias terrestres; (8) ganado; (9) animales que se arrastran; y, finalmente, (10) el ser humano.

Los creacionistas identifican la palabra bíblica “clase” con la palabra científica “especie”. Además argumentan que Dios tiene la intención de que cada clase se mantenga dentro de su particular estructura. Una especie no debe transformarse en otra especie. Muchas variedades diferentes pueden emerger dentro del marco básico de cada clase o especie, pero al mismo tiempo tales variaciones no pueden nunca salirse más allá de ese marco. La conclusión creacionista es que Dios no permite descendencia con modificación, ni superposición entre las especies.

Nosotros no creemos que este sea un camino adecuado para interpretar la Biblia. Lo que los creacionistas interpretan no es ciertamente literal. Identificar “clase” con “especie” es arbitrario. Ciertamente, existen más de diez especies en la naturaleza. Además, una lectura más literal del relato de la creación en la Biblia sugiere lo que parece una evolución de criaturas marinas a aves. Así, en Génesis 1,20 Dijo Dios: “Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.”

Lo que es más importante, los creacionistas no reconocen qué tipo de Dios es responsable de la creación. El Dios de la Biblia es un Dios que promete. Dios promete hacer cosas nuevas. Así, en Isaías 43,19 “Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha.” O, en Jeremías 31,22 “Pues ha creado Yahveh una novedad en la tierra”. O, en Gálatas 6,15 “Porque nada cuenta (...), sino la creación nueva.” Lo que es esencial aquí es que Dios no lo determinó todo al principio, ni Dios ha dejado de crear. Lo que es vital para el mensaje de la palabra de Dios en la Biblia es la promesa de redención, la renovación de la creación. La Biblia nos da una visión de un futuro divino que nos llevará más allá del orden del mundo que hemos heredado. Intentando comprimir toda la realidad creada en unos prototipos ya acabados e inalterables, los creacionistas impiden que resplandezca la creatividad continuada y la promesa salvadora de Dios. Así, por esta razón, nosotros creemos que la postura creacionista falla tanto teológica como científicamente.

 

3. ¿Cuál es el problema que plantea el diseño inteligente?

La teoría del diseño inteligente (DI) falla tanto científica como teológicamente. A diferencia de los creacionistas, los partidarios del DI permiten la creencia en la evolución como descendencia con modificación a lo largo del tiempo. A diferencia de los investigadores científicos, sin embargo, los partidarios del DI no quedan satisfechos con la explicaciones naturalistas. Ellos reivindican que principios darwinianos como la variación al azar combinados con la selección natural no bastan para explicar el desarrollo de una especie a partir de una especie anterior. Refutan el cambio gradual en la evolución, reivindicando que la naturaleza es incapaz de autoorganización, incapaz de desarrollar gradualmente organismos nuevos y más complejos. Lo que se requiere, dice el diseño inteligente, es la intervención de un diseñador trascendente. Irrumpiendo dentro del proceso de cambio gradual hay saltos de complejidad causados por una inteligencia sobrenatural. Las intervenciones inteligentes dentro de la naturaleza son en efecto milagros, no sujetos a explicación naturalista. Privada de restringirse a sí misma a explicaciones naturalistas, la teoría del diseño inteligente impediría a los científicos mantenerse en la ciencia tal y como la conocen.

Lo que el DI hace es proporcionar una reflexión teológica sobre enigmas o vacíos en la historia de la evolución, reflexión que sugiere la existencia de un diseñador trascendente. Tal análisis o especulación funciona como prueba de la existencia de Dios. Esta es una empresa legítima para un teólogo filosófico. Si resultara que el DI proporciona un argumento válido para la existencia de Dios, los partidarios del DI deberían ser felicitados. Pero, mientras tanto, debemos llamar a esto por su nombre, es decir, especulación filosófica. No es investigación científica dentro de la biología, ni contribuye a la ciencia del laboratorio.

La teoría del diseño inteligente se queda corta también en términos teológicos. Aunque el DI no pretende ser un esquema teológico completo, nos deja con una imagen engañosa de Dios. El diseñador inteligente que interviene se queda muy lejos del Dios inteligente y compasivo de la fe cristiana. La alegada “inteligencia” del diseñador inteligente bordea lo irrisorio. De acuerdo con el DI, Dios necesitaría intervenir en la evolución para que la naturaleza produjera sistemas complejos como el ojo, que está diseñado para ver. Ahora bien, si Dios diseñó el ojo, ¿entonces por qué muchos de nosotros necesitamos llevar gafas? Si Dios en efecto diseñó el ojo humano, ¿por qué no podría Dios haber hecho una obra mejor? Sin querer, el DI describe a un Dios de sólo modesta inteligencia ocupado en tareas bastante marginales. Este es un retrato trivial de Dios.

No sólo falta inteligencia divina, sino también compasión divina. El Dios sobre el cual los cristianos leen en la Biblia es un Dios salvador. Así, en Juan 3,16 “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” Si este pasaje describe al Dios en el cual los cristianos depositan su fe, entonces se podría preguntar al diseñador inteligente: ¿por qué no diseñaste el mundo de manera que pudiéramos ver sin gafas? ¿Por qué no diseñaste un mundo en que pudiéramos evitar ser víctimas de depredadores, enfermedades, estupidez, pecado y muerte? Si Dios intervino en varias etapas de la historia de la evolución, ¿por qué evitó asumir la acción salvadora? ¿Por qué diseñó Dios un mundo natural en el cual los depredadores devoran presas cada día, y donde el 90% de las especies se han extinguido? ¿Por qué creer en un Dios que podía diseñar mejor a la naturaleza pero no deseó hacerlo así? El defecto teológico del DI es que su diseñador inteligente se convierte en un Dios trivial tan falto de compasión que la naturaleza que nosotros heredamos está “ensangrentada en dientes y garras”, como el poeta Alfred Lord Tennyson escribió una vez.

 

4. Evolución teísta: La alternativa ignorada

Los cristianos deberían considerar dos razones para investigar la evolución teísta. En primer lugar, hay una tendencia inherente a la fe cristiana hacia la buena ciencia. La fe cristiana busca la comprensión, dijo san Anselmo; y las semillas de la ciencia se sembraron y fertilizaron en el jardín de la historia intelectual cristiana. La busca de la ciencia ha sido durante siglos una noble vocación cristiana.

Teniendo esto en cuenta, es una grave decepción oír voces religiosas proclamando que los cristianos de hoy en día deben ser anti-darwinianos, quizás incluso anti-ciencia. Desafortunadamente, jóvenes de fe profunda están llegando a nuestras universidades y dejan a un lado las ciencias. Evitan la ciencia, temiendo que contaminará sino destruirá su fe. ¿Quién les ha dicho eso? ¡Qué trágico! ¡Qué negación del servicio cristiano! Nuestras mejores mentes jóvenes deberían invertirse en física, biología, genética, e investigación médica. Nuestra juventud con más talento debería estar preparándose en disciplinas sofisticadas de forma que estuviera preparada para hacer de este mundo un lugar mejor. Necesitamos ser servidores de la ciencia. Es una lástima que nuestros líderes religiosos hayan asustado a los jóvenes para que crean que su fe requiere oposición al darwinismo e incluso oposición al mundo de la naturaleza estudiado por la ciencia.

La segunda razón para investigar la evolución teísta es el compromiso en la dura tarea mental de reunir los fragmentos de nuestra comprensión del mundo en un retrato coherente. Santo Tomás de Aquino una vez describió “teología” como el intento de explicar todas las cosas de la realidad en relación con Dios. Nosotros pensamos que es una definición bastante buena. Una implicación es la siguiente: el modelo darwiniano de evolución –junto con su versión actualizada, la síntesis neodarwiniana, que combina variación genética con selección natural – es parte del mismo mundo cuya relación con Dios necesitamos entender. De alguna manera, Dios ha utilizado la larga historia de la evolución para cumplir propósitos divinos, uno de los cuales es situar a la raza humana en su posición actual de responsabilidad actual en y hacia la naturaleza.

Necesitamos encarar la realidad con honradez. La negación de la evolución por los creacionistas y la negación de explicaciones naturalistas por el DI nos dejan con una pérdida de integridad intelectual. Nos dejan con una ciencia inferior. El modelo darwiniano ha demostrado generar durante más de un siglo investigación progresiva tanto en la historia de la biología como en el desarrollo de terapias médicas.

El darwinismo proporciona una teoría fértil que lleva a un nuevo conocimiento. Ni creacionismo ni DI nos dan teorías fértiles para posterior investigación. Esto es crucial. Necesitamos absolutamente un marco interpretativo de biología evolutiva darwiniana para que los virólogos sean capaces de entender la gripe aviar, por ejemplo. A menos que los virólogos entiendan la variación al azar a través de mutación genética y comprendan cómo funciona el principio de selección natural, no podrán predecir qué podría pasar. Y no podrán anticiparse o predecir una pandemia global. Nadie querría poner a un científico creacionista o DI al cargo de la salud mundial de cara a una amenaza tal. Los cristianos, junto a todo el que confíe en la medicina moderna, debe exigir únicamente la mejor ciencia. El modelo darwiniano proporciona la mejor ciencia.

 

5. Los dos libros

Los teólogos de hoy en día deberían buscar una manera coherente de integrar lo que estamos aprendiendo sobre el mundo natural a través de la mejor ciencia con lo que las Sagradas Escrituras nos dicen sobre el Dios de la creación y la salvación. Quizás podríamos recuperar el concepto renacentista de los dos libros. Según el concepto de los dos libros, la naturaleza es un libro de revelación. La naturaleza nos revela algo sobre la mente del Dios creador. San Pablo alude al libro de la naturaleza. Así, en Romanos 1,20 “Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad (...)”. El segundo libro, por supuesto, es la Biblia. En este libro nos da a conocer sobre el Dios salvador. La naturaleza nos da una revelación general, mientras que la Biblia nos da una revelación especial. Los dos libros juntos proporcionan los recursos para entender la realidad con relación a Dios, el creador y salvador.

Nosotros, Ted y Marty, somos coautores de un libro, La evolución desde la creación a la nueva creación (Evolution from Creation to New Creation), publicado por Abingdon en 2003, en el cual presentamos los ingredientes para una comida sabrosa de evolución teísta. Compartiremos nuestra no muy secreta receta aquí.

 

6. La receta de Ted y Marty para la evolución teísta

Volvamos a aquella mesa de buffet, donde las alternativas a la ciencia darwiniana se presentan para que escojamos. Ted y Marty tienen una receta para la evolución teísta. Los ingredientes incluyen requerimiento de ciencia de calidad, biología evolutiva darwiniana, una comprensión bíblica de Dios como creador y salvador, y la relación entre la creación actual y la nueva creación prometida por Dios. Mezclando todo eso y dejándolo cocer a fuego lento durante un rato en nuestra mente, nos permite servir una concepción del mundo de Dios que se adecua más a nuestro gusto que el ateísmo, el creacionismo o el diseño inteligente. Os la ofrecemos para que la probéis. Aquí está nuestra receta:

 

7. Primer paso: Eliminar la idea de finalidad dentro de la naturaleza. Añadir la idea de finalidad para la naturaleza.

Una de las exigencias irrenunciables del movimiento DI es encontrar finalidad divina dentro de la naturaleza. Encontrar un diseño que manifieste finalidad dentro de la naturaleza --como un salto en complejidad-- aparece al los ojos del DI como encontrar la mente de Dios trabajando dentro de una estructura natural. Desafortunadamente, como se ha dicho antes, los ejemplos de diseño divino propuestos por el DI muestran algo menos que inteligencia admirable, y parecen incluso estar faltos de compasión salvadora.

A pesar de todo, el libro de la naturaleza es revelador de Dios. San Pablo dice que el poder de Dios como creador se manifiesta en la creación, aunque sea un poco difícil de verlo claramente. Percibir la manera en que la naturaleza está actualmente diseñada no nos da razón para pensar que entendemos la mente de Dios.

Es una conjetura nuestra que la finalidad última de Dios para la creación no es discernible dentro de la creación. Ciertamente, el diseño complejo puede encontrarse. Ciertamente, las partes del ojo están coordinadas con la finalidad de ver. Aún así, la finalidad de Dios para la historia de la evolución no es discernible dentro de estructuras o procesos biológicos.

Eso significa que un telos o finalidad o diseño interior no se pone de manifiesto y se hace publicidad de sí mismo. Así, nosotros, Ted y Marty, no intentaremos localizar finalidad o dirección o incluso valor dentro de la naturaleza. En lugar de eso, como cristianos, afirmamos una finalidad divina para la naturaleza. Nos proponemos buscar esa finalidad divina donde reside, es decir, en Dios. La finalidad para la larga historia de la naturaleza desde tiempos remotos no es una finalidad incorporada en su diseño o dirección. Más bien afirmamos proféticamente que será conferida retroactivamente por Dios en la nueva creación escatológica. Y bien, ¿qué queremos decir con esto?

Empecemos con una analogía. ¿Cuál es la finalidad de una tabla para cortar pan? Nos referimos a esa tabla común que se encuentra en la mayoría de las cocinas y proporciona una base para cortar pan con un cuchillo de sierra. Y bien, la tabla para cortar pan vino de un árbol. Cuando miramos un árbol, el objetivo de cortar pan no es visible inmediatamente. El árbol no parece diseñado para cortar pan. Esta finalidad particular viene del leñador que tala el árbol, el aserradero que convierte parte del árbol en una tabla, y el carpintero que le da forma para uso culinario. Finalmente, es el cocinero que quiere servir una comida sabrosa quien retroactivamente confiere finalidad al árbol como origen de la tabla de cortar pan. Por analogía, nosotros creemos que, de una manera similar, Dios confiere finalidad al largo desarrollo de las formas de vida dentro de la creación. Lo que Dios hace de la creación determinará su finalidad, para la qué ha sido diseñada. Para discernir precisamente cuál es esta finalidad, tenemos que acudir a la revelación especial.

 

Hay más que decir en este punto. Nosotros no encontramos una finalidad así en el principio. Más bien, la encontramos al final, mirando hacia atrás. La finalidad viene de lo que es último mirando atrás, no a partir de un potencial que está esperando en un principio. De hecho, la palabra griega que significa final, telos, significa final en la doble acepción de estadio final y finalidad u objetivo. Dios tiene un telos para la naturaleza, aun cuando no podamos verlo dentro de la naturaleza. Es el futuro acto de salvación que determina lo que habrá significado la creación anterior, y esto sólo puede discernirse escatológicamente. Es omega quien determina alfa.

 

8. Segundo paso: Revolver y hornear hasta que el mundo se acabe

Nos gustaría condimentar nuestra receta con ingredientes de tres pasajes de la Biblia. El primero es Génesis 1,31: “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien.” El segundo es Apocalipsis 21,1: “Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva.” Ahora bien, no estamos absolutamente seguros de cómo interpretarlos, aunque tengamos algunas buenas ideas. Somos prudentes, y por ello añadimos un tercero: 1Corintios 13,12: “Ahora vemos en un espejo, en enigma.”

Creemos que Dios crea desde el futuro, no desde el pasado. Dios empieza con la salvación y entonces lleva toda la creación hacia ésta. O, quizás mejor dicho, el trabajo creativo continuo de Dios es también el trabajo salvador de Dios. Sólo una creación salvada será digna del sello de aprobación que leemos en el Génesis, “muy bien.”

Al mirar hacia atrás en el tiempo, sugerimos que la primera cosa que Dios hizo en orden a la creación en el momento justo anterior al Big-Bang fue darle al mundo un futuro. Dios dio al mundo un futuro en dos sentidos. El primer sentido del futuro es apertura. El regalo de un futuro dota a la realidad física de su dinamismo, apertura, contingencia, autoorganización y libertad. El futuro que Dios incorporó en las condiciones iniciales del Big-Bang incluía suficiente apertura para hacer posible la evolución desde la materia inanimada hasta la vida y finalmente hasta la vida consciente. Otorgar esta clase de futuro es ofrecer a la realidad la posibilidad de llegar a ser algo que no había sido nunca antes. Dios proporcionó la condición que hizo y sigue haciendo posible el cambio permanente. Y, lo que Dios hizo en el principio para hacer posible el Big-Bang es lo que Dios está haciendo en cada momento, en cada segundo. En el mismo instante que tú estás leyendo esto, Dios está otorgando a nuestro mundo un futuro que está abierto al cambio. Dios abre el presente a partir de la causalidad pasada; y esto libera al presente para la novedad en el futuro. Dios no cesa de servir al mundo de esta manera.

Dios, por el hecho de impartir la cualidad de apertura hacia el futuro, deja espacio para la distinción entre causalidad primaria y secundaria. El acto directo de Dios es la causa primaria. Dios establece el mundo. Dios da entidad al mundo, y lo preserva de caer en la nada. Dios también imparte apertura hacia un futuro que puede ser diferente del pasado. Esto permite al mundo de las criaturas pasar a la acción. Esto permite lo que nosotros llamamos causalidad secundaria dentro de la historia de la evolución, llevando a formas imprevisibles de variación y autoorganización.

El segundo sentido del futuro es plenitud. Dios dio al mundo una promesa de que, al final, todo estaría “muy bien”. Dios provee la causa final, por decirlo así, al menos en un cierto sentido. Anticipando la consecución, queremos decir que dando un futuro es como Dios crea y salva al mundo a la vez.

Como un pastel en el horno, nosotros y toda la realidad del universo no estamos aún terminados. No estamos listos. Pero lo estaremos. El mundo en el que vivimos está aún siendo creado. Y cuando finalmente se haya creado, estará salvado. Estará listo para un festín divino.

Debería ser obvio que nosotros no limitamos el concepto de creación a un único acto al principio, allá en el Big-Bang o en Génesis 1. No mantenemos un punto de vista deísta, de acuerdo con el cual Dios crea el mundo y después se va de vacaciones para que el mundo marche por sí solo. En lugar de eso, decimos que el acto creador de impartir un futuro abierto es un acto permanente. Ciertamente afirmamos la creación a partir de la nada, creatio ex nihilo. Pero también afirmamos que el poder creador por el cual Dios hizo el ser a partir del no-ser continúa sosteniendo hoy al mundo.

Queremos añadir algo más. A cada momento Dios imparte al futuro apertura, la cual libera al presente de la esclavitud de determinaciones pasadas. La actividad creadora de Dios nunca cesa. A cada momento al universo físico entero se le da su existencia de tal manera que está abierto hacia lo que viene a continuación. Este otorgar futuro que no cesa por parte de Dios explica por qué las leyes de la naturaleza no pueden controlar a la naturaleza con un determinismo rígido. Esto explica por qué cada momento tiene la libertad de trascender al momento anterior. Lo que vemos como contingencia o cambio o auto organización es el resultado del regalo liberador (libertador) divino de un futuro abierto. Llamamos a esto creación continuada, creatio continua.

 

9. Tercer paso: Lo que emerge bien hecho es la nueva creación

¿Cómo manejaremos el desafío quizás más grande del modelo darwiniano, el azar?. El azar y la imprevisibilidad pertenecen tanto a la mutación genética al azar como a la selección natural. Tal como acabamos de decir, afirmamos a la vez apertura y finalidad, pero la finalidad viene del futuro de Dios. No está incorporada. Es conferida.

¿Cómo mezclamos estas cosas entre sí? Tenemos dos pensamientos que necesitamos mantener a la vez. Por una parte, el regalo divino de futuro para el mundo físico hace posible la evolución por el hecho de proporcionar apertura al cambio y la auto-organización. Por otra parte, el futuro escatológico de Dios personifica un objetivo, a saber, la armonía y beneficio de todas las criaturas de Dios. Ni alfa ni omega pertenecen al azar, aun cuando mucho de lo que pasa entre ellas le pertenezca.

Mientras tanto, compartimos un concepto con el DI, a saber, la emergencia de totalidades complejas. Somos holistas. De acuerdo con el pensamiento holístico u emergentista, la totalidad es más grande que la suma de las partes. La historia de la evolución ha sido testimonio de la emergencia de criaturas vivientes, las cuales como organismos constituyen totalidades que reorganizan y dan nuevo significado a las partes químicas que las componen. Ningún organismo puede ser reducido a sus componentes químicos y mantener su identidad como criatura viviente.

Observamos que nuevas totalidades transforman las antiguas partes. La integración en unidades nuevas, más comprehensivas, preserva al mismo tiempo que renueva lo que había antes. Este proceso de complejificación holística no es lineal. Añadir una nueva totalidad cambia una situación entera de una manera significativa. El grado del efecto transformador hace posible la salvación. ¿Podemos con esto aprender algo teológicamente hablando? ¿Podríamos aplicar, por analogía, a las promesas escatológicas de Dios lo que hemos observado como holismo emergente?. ¿Podría el pensamiento emergentista arrojar nueva luz a nuestra manera de interpretar la Biblia?

 

10. ¿Y si tomamos primero el postre? ¿El Apocalipsis antes que el Génesis?

El último libro de la Biblia, el Apocalipsis, promete una nueva tierra y un nuevo cielo. Esta nueva realidad transformará, aunque preservará, la historia completa de la creación del cosmos. Lo que Dios hizo al principio de llevar el mundo físico desde el no-ser hasta el ser, junto con el continuo sostenimiento divino del orden natural durante su período de auto-organización, será absorbido en la nueva creación consumada. La actividad creativa de Dios en la naturaleza y en la historia de la humanidad depende de su acto escatológico de salvar a la totalidad del cosmos. Desde la situación en que nos encontramos hoy en día podemos mirar hacia atrás a alfa, a la creatio ex nihilo, y mirar hacia delante a omega, la nueva creación ex vetere a partir de lo que haya habido antes. La nueva creación emergerá a partir de lo que el Espíritu de Dios haga con la creación actual.

Creemos que la nueva creación será una creación física, aun cuando esté impregnada por el Espíritu divino. Piensa qué pasajes como este podrían ser significativos:

“(...), y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado.” (Apocalipsis 21,4). ¿Está en lo cierto la Biblia? ¿Si lo está, entonces qué significa esto?. Eso es lo que estamos intentando retratar aquí.

La violencia, el sufrimiento, y la muerte, tan ineludibles en el mundo de Darwin se convertirán en sólo un recuerdo del pasado. Este es el componente de salvación en la nueva creación. Lo que hemos aceptado como las leyes de la naturaleza hasta hoy tendrán que experimentar modificación. Cómo podrían ser modificadas exactamente las leyes de la naturaleza para eliminar el sufrimiento de los seres sensibles es difícil de concebir para nuestras mentalidades científicamente informadas, porque ahora sólo vemos a través de un espejo, confusamente. Sin embargo, nada menos que esto es la promesa divina. Resolver cómo cumplirlo será cosa de la imaginación de Dios.

 

11. ¿Podemos servir la evolución teísta ante el tribunal?

Lo que Marty y Ted están haciendo aquí es el trabajo del teólogo. La tarea es interpretar la antigua Biblia a la luz de la ciencia moderna. Es pintar un retrato mental de la realidad en el cual todas las cosas están orientadas hacia el Dios de la gracia y la salvación.

Cuando leemos noticias sobre la controversia acerca de la evolución en las escuelas públicas y en la vida religiosa, uno tiene la impresión de que cristianos sinceros se oponen a la manera como la tradición darwiniana trata la biología. Creemos que esto es un error. Los cristianos de fe profunda no deben posicionarse contra la ciencia, ni siquiera contra la ciencia darwiniana. Posicionarse contra el ateísmo es loable, ciertamente; pero sería una tragedia si la oposición al ateísmo significara tener que echar por la borda los beneficios que una teoría fértil como la evolución darwiniana puede ofrecer.

 

Los cristianos deberíamos luchar para que en nuestras escuelas se enseñe la mejor ciencia. Nuestras iglesias deberían apoyar la integridad en la ciencia. Más aún, nuestras iglesias deberían involucrarse en el duro trabajo mental de construir un retrato de la realidad -incluida la realidad evolutiva- que muestre una creación amada por Dios.